¿Por qué el éxito en la escuela no se corresponde con el éxito en la vida?
¿La escuela está equivocada: los planes de estudios, los modos de evaluar...? ¿está equivocado el sistema?
Ayer hablábamos del Dr. Willingham, quien ha demostrado que los chicos que obtienen sobresaliente en una materia sabrán lo mismo que los que han obtenido suficiente, si no continúan estudiando. Al final del curso, qué diferencia de conocimiento hay entre los que han obtenido sobresaliente y los que han obtenido suficiente, pues ninguna, si no continúan estudiando. Pero la sociedad considerará mejor preparados a unos que a otros. Paradójicamente, no estarán más preparados para el éxito.
Pero, lo primero y esencial es preguntarse qué significa "éxito" o "tener éxito". No podemos iniciar una debate sin estar de acuerdo en qué entendemos por "éxito". La palabra "éxito" proviene del latín Exitus que es el participio del verbo Exeo que significa salir, como en inglés exit. La Real Academia Española [DRAE 23 ed.] recoge tres acepciones:
"1. m. Resultado feliz de un negocio, actuación, etc.
2. m. Buena aceptación que tiene alguien o algo.
3. m. p. us. Fin o terminación de un negocio o asunto".
"Éxito" ya significaba en latín el fin de algo sin ningún tipo de connotación positiva, tal y como aparece en la tercera acepción. Su sentido principal era "salida", pero carecía del sentido "feliz", que es un uso metafórico que nace en español. En la segunda acepción también encontramos una valoración positiva "buena aceptación" de alguien o algo...
Estoy totalmente de acuerdo con la idea de que "La escuela de hoy debe preparar a los chicos para el mundo del mañana", David Perkins. Es más, no los prepara ni siquiera para la sociedad del hoy.
Y no lo hace, porque si lo hiciera, habría, sin duda, una correspondencia entre el éxito escolar y el éxito en la vida.
Otro ejemplo de esta falta de correspondencia es la que existe entre el éxito académico en las clases de Economía y el éxito en los negocios, que encontramos en el artículo de Martín Varsavsky.
Yo suelo preguntarles a mis chicos qué es el éxito para ellos, a lo que suelen responder que es tener dinero, cosas materiales... Parece que hay por ahí otras acepciones de éxito que se escapan a la RAE y a lo que yo entiendo por "éxito". Es más, les explico que si alguien desea "poder" y consigue "poder", para él tendrá éxito porque su éxito radica en haber conseguido aquello que deseaba, aquello que le hacía feliz. De hecho, los hombres más poderosos no son necesariamente los más ricos, aunque el dinero también dé poder. Y para un investigador descubrir la enzima que buscaba, la cura a una enfermedad... eso es el éxito.
La escuela del hoy y la escuela del mañana debe garantizar que cada chico tenga las herramientas, las capacidades, las habilidades y los conocimientos para poder acceder al éxito, esto es, a tener la posibilidad de conseguir aquello que él entiende por éxito, aquello que le hace feliz en la vida.
Compartimos la humanidad, tenemos muchas cosas en común, pero la escuela no puede uniformar lo que necesitaremos para el futuro... debemos atender a cada chico desde su punto de partida, ayudarle a descubrir qué es para él el éxito, pero desde una reflexión profunda de cuáles son sus habilidades, capacidades, gustos y expectativas futuras... debemos ayudarles a encontrar, como diría Ken Robinson, su pasión y a construir desde cada materia la persona que desea ser en el futuro. Es necesario hablar con nuestros alumnos, conocerlos, entenderlos, orientarlos, ser guías en su camino.
La escuela debe ser un lugar de encuentro y un lugar donde encontrarse a sí mismo, descubrir quién es y quién quiere ser, porque cuando un chico entiende y comprende qué quiere hacer con su vida, que espera de sí mismo, los exámenes son un mero trámite, porque aprende por sí mismo y desea seguir aprendiendo.
Nos dicen qué somos casi antes de ser lo que seremos, nos etiquetan, nos atacan con distorsiones cognitivas, nos amenazan con que los mejores solo pueden ser unos pocos... Solo hay un Dalí, un Picasso, un Lorca... y no me parece extraño, si destruimos la creatividad, si denostamos la rebeldía, la diferencia, la extravagancia y premiamos el orden, el silencio, la obediencia... Y lo cierto es que la disciplina es necesaria, pero no puede ser nunca el asesino de la creatividad, porque el éxito es saber encontrar la "salida", la solución a aquello que estamos resolviendo. ¿Qué es un negocio de éxito, si no aquel que sabe responder con creatividad a las necesidades del mercado? ¿Y qué es detectar las necesidades del mercado si no empatía e inteligencia emocional?
La Emolectura tiene su fundamento en que todos somos los mejores, no hay nadie mejor que nadie... seres humanos, que como antaño, conviven y aportan a la sociedad aquello que les hace felices: con ilusión, con entusiasmo, con alegría. La sociedad del futuro solo puede ser la sociedad de la empatía, de la inteligencia emocional en el sentido de Daniel Goleman, ese es el verdadero desarrollo social, el de la "humanidad" entre seres humanos, el que sería natural y propio.
Cada día cuando abrimos la puerta de nuestra aula, abrimos la puerta a la mente y el corazón de nuestros chicos, nuestras palabras, nuestro ejemplo, aquello que decimos, aquello que callamos, aquello que enseñamos está construyendo a los hombres del mañana... El éxito de nuestros chicos es y será nuestro éxito, nuestra recompensa, nuestra felicidad.
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