La lectura es un regalo para la vida...

   
 
Foto de Daria Shevtsova
  El mundo actual nos exige más que nunca saber leer en muchos formatos y contextos y de muchos temas. La lectura, entendida como comprensión total del texto, es una de las capacidades más importantes de toda la actividad académica, pero es, sobre todo, una necesidad vital

     Como necesidad vital, la lectura es la herramienta de acceso al conocimiento directo, autónomo, independiente... podemos aprenderlo todo leyendo... Muchos métodos actuales de trabajo por proyectos, de trabajo cooperativo, como al que aludíamos en otra entrada de Marc Prensky, pasan por el dominio de la comprensión lectora, además, del uso de determinadas herramientas de trabajo en línea. La competencia lectora incluye muchos tipos y modos de lectura; podemos leer una fórmula matemática o química... el texto de un testamento, una hipoteca, un artículo de opinión, un folleto de propaganda política, la factura de la luz...

     No pretendo aquí resumir ni tratar los distintos tipos de lectura, ni técnicas para mejorar la velocidad lectora o la comprensión, pero sí deseo poner de manifiesto la importancia de dar cabida en todas y cada una de las materias a la lectura como una capacidad y habilidad fundamental en el proceso de aprendizaje y maduración del alumno. Es, por ello, que incluía la presentación del método de Lectura eficaz de Bruño en el que se puede, por un lado, establecer la velocidad eficaz en palabras comprendidas por minuto; mejorar la velocidad lectora desde la educación del ojo y la comprensión lectora desde el refuerzo de conocimientos previos del alumno sobre lo que va a leer. Y, además, esta es una información a la que todo el profesorado debería tener acceso, pues el nivel de lectura del alumno es la información básica para determinar su punto de partida. El trato individualizado pasa por adecuar los contenidos al nivel de lectura del alumno.

     Reflexionar es una de las actividades que más nos reconforta, siempre y cuando esté a nuestro justo nivel, esto es, si nuestros conocimientos sobre lo que debemos resolver son insuficientes y la reflexión se prolonga, esto nos causará una frustración que nos llevará al abandono. Sin embargo, si la tarea que debemos realizar está a nuestro alcance, sentiremos una recompensa que nos ayudará a continuar con una actividad que, en principio, nos exige mucho esfuerzo. Daniel T. Willingham nos resume magistralmente cómo funciona nuestra mente en la reflexión. 

     El nivel de lectura y el conocimiento previo sobre lo que se lee son las claves para acceder a un texto. No todos estamos preparados para leerlo todo, pero todos podemos prepararnos para leer todo aquello que necesitemos o deseemos leer. La clave está en la preparación, en el conocimiento de lo que necesitamos para poder acceder a ese contenido o lectura.

     La necesidad es la madre de la motivación. Si realmente sentimos la necesidad de leer o acceder a algo y tenemos los recursos para hacerlo, lo haremos. Pero lo que no tiene ningún sentido es leer por leer... porque es una actividad que requiere de nuestra atención y motivación. Por supuesto, es normal que los chavales no encuentren motivación inmediata para leer el texto de una hipoteca con dieciséis años, pero en ello consiste parte de nuestro trabajo y daremos claves para conseguirlo más adelante.

     La lectura es una de las herramientas más importantes para acceder al conocimiento, al desarrollo de capacidades y habilidades. Ahora bien, debemos ampliar nuestro concepto de lectura, que no debe reducirse a la literaria, sino a todo aquello susceptible de ser leído, esto es, a la lectura funcional. Muchas de las actividades académicas que pedimos a nuestros alumnos que resuelvan no son más que traducción del lenguaje natural a otros lenguajes. Cuántas veces hemos oído quejarse a nuestros compañeros de ciencias diciendo que los chicos no entienden los enunciados.

     La necesidad es fundamental para leer con la debida atención y para poder recordar lo leído. Leer no es solo comprender, es recordar. Aquello que se lee con la debida atención y se comprende, se recuerda, si es lo suficientemente significativo para nuestra vida, si parte de una necesidad. Por ello, lo más importante es establecer puentes entre lo que se lee y la realidad vital del alumno. La imaginación, la creatividad y la experiencia serán las herramientas fundamentales para que el profesor ayude al alumno a dar sentido en su vida a todo lo que aprende y a relacionarlo con la realidad circundante y actual.

     Por todo lo dicho, una de las actividades más necesarias tras la lectura, ya sea oral o silenciosa, ya haya sido, en casa, de modo individual o, en clase, de modo colectivo, es la reflexión conjunta sobre su utilidad. El debate, el intercambio de ideas con los chavales, el diálogo es una herramienta importantísima para establecer puentes entre lo leído y la realidad. 

     Hay una pregunta que me gusta hacer a mis chicos: ¿cuando muramos, qué nos llevaremos? Las respuestas se disparan desde las bromas más jocosas, las más escabrosas... pero, al final, nos ponemos serios y nos damos cuenta que solo nos llevaremos lo que somos, lo que hemos vivido, lo que hemos aprendido y lo que hemos leído. Es ahí cuando nos percatamos de que, realmente, la lectura es un regalo para la vida.

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