De aquello que somos y hemos olvidado...


Foto de Samuel Zeller 
     
     Hay enfermedades porque estamos cerca de aparatos electrónicos, otras simplemente por comer determinados alimentos, e incluso algunas que se llaman "trastorno por déficit de Naturaleza" y la mayor enfermedad del ser humano es la de no saber quién es y qué necesita. Algunos autores de gran éxito nos han alertado de ello, pero hoy me gustaría ir mucho más allá, aunque comience citándolos:





     Mucho antes de ser o querer ser personas de éxito en el sentido monetario del término, no recogido en la RAE, mucho antes de cumplir mecánicamente con nuestras responsabilidades sociales, familiares... somos seres, una parte animales y otra parte humanos... genéticamente compartimos mucho con nuestro perro, con nuestro gato... pero no somos conscientes de que necesitamos en ese alto porcentaje lo mismo que nuestro perro y nuestro gato. Y pocos me comprenden cuando digo que, afortunadamente, mi perro me saca a pasear a diario. 

     No sabemos que necesitamos vaciar nuestra mente como si fuera una cazuela vieja, porque reflexionar nos cuesta demasiado por mucha recompensa que obtengamos, no sabemos que dejar de pensar delante de una pantalla no nos aleja, de verdad, del estrés diario, no sabemos que caminar descalzos por la hierba y sentir la naturaleza es dar vida a nuestra vida. Y parece ser que la cosa es aún más grave; no sabemos que todos los seres humanos compartimos la misma carga genética, no sabemos que somos hermanos de especie, hermanos de planeta, hermanos de sentimiento, hermanos en este devenir de incógnitas, que es la existencia humana.

     El primer día de clase, abro la puerta del aula y pregunto a mis chicos, muchos de ellos alumnos de cursos anteriores: ¿alguien quiere o necesita un abrazo antes de comenzar este nuevo curso?

     Los chicos que vienen de otros centros o que no han sido mis alumnos en cursos anteriores miran como si todo fuera una broma, con sorpresa, con asombro... esperando a ver qué pasa...

     Automáticamente, se levantan muchos chicos y vienen a abrazarme, los abrazos, a veces, no son de dos personas, sino de muchas que se amontonan... otros esperan en orden su turno y me abrazan largo rato... y cuando pregunto por qué les gusta tanto mis abrazos, todos los chicos durante años me contestan siempre lo mismo: porque tus abrazos hacen que nos sintamos protegidos...

     Este año tuve que acompañar a los chicos a la Selectividad y al terminar todo, un padre vino y me dijo: "Me ha dicho mi hija que se ha sentido tranquila y protegida contigo".

     Creo que el mundo está lleno de peligros, de peligros causados por el hombre, de peligros causados por la Naturaleza, por la propia vida y que la escuela debe ser un sitio donde sentirse bien, a salvo, donde encontrar, en primer lugar, todo lo que encontrarías en tu casa: cariño, respeto, apoyo, pero sobre todo, protección.

     ¿Qué día y a qué hora dejamos de ver en la persona que tenemos en frente otro ser humano como nosotros? ¿qué día olvidamos protegernos unos a otros de los verdaderos peligros? esos nunca deberían ser otro ser humano que solo piensa en sí mismo, esos nunca deberían ser un propósito, un logro, en definitiva, una cosa que deseamos más que respetar y proteger a ese otro ser humano... qué día perdimos la facultad de hablar y entendernos.

     Nos quejamos de que los chicos no hacen esto, no hacen lo otro, no son como nosotros... pues no, afortunadamente, son jóvenes y en su juventud hay virtudes que nosotros perdemos: el riesgo, el compromiso con determinadas causas, el sentido de la justicia, los ideales y, hasta, en algunos casos, los valores...

     No permitamos que nuestros chicos dejen de reconocerse cuando se miren, eduquemos en la Naturaleza, desde la naturaleza humana, desde la empatía, la inteligencia emocional, pero, sobre todo, eduquemos sin tiempo, olvidemos las palabras: temporalización, logro, capacidad...  porque es el tiempo lo que nos impide no llegar a tiempo, porque es el logro lo que nos coarta la capacidad...

     ¿Cómo pueden no ser competentes chicos con altas capacidades? ¿dónde está la incompetencia? 

     ¿Por qué los centros educativos son centros? La protección, esa otra protección que es control, nos desalienta a salir cada día al mundo y mostrarlo tal cual es... Los hombres aprendían a cazar yendo a cazar, aprendían a pescar, yendo a pescar... hoy los chicos no distinguen ni siquiera lugares de su propia ciudad, no saben nombres de pájaros, ni  de árboles...  A veces, van a un pueblo una semana o plantan un ordenado huerto... pero siempre alejados de la realidad, de las personas reales que trabajan en la realidad, que aman su trabajo... Por eso, siempre que he podido, he traído personas que hablaran de su trabajo con pasión, que les explicaran su vida en vivo... 

     Es necesario volver al origen, "quitar" como diría, Pedro Salinas, "los ropajes", pero aquí me refiero a los de la sociedad temporal, competitiva, tecnológica y cargada de comodidades para mirarnos y reconocernos... porque el verdadero combate debe estar en uno mismo, en la búsqueda de su pasión, de aquello que le eleve a la felicidad.

     Volvamos al origen en educación, "dejémonos ya de mapas, de castillos", eduquemos desde el "desnudo" de nuestra propia esencia, protegiendo todo aquello que, de verdad, vale la pena: el propio ser humano que se sienta ante nosotros desde los valores y con valor, con valentía.

    Y cuando digo, "eduquemos para la vida", "leamos para la vida", hablo de eduquemos para cada instante de nuestra existencia, para cada necesidad: diversión, interés, curiosidad... porque no hablo de la vida del mañana, sino la vida en sí, la propia existencia que nos envuelve con cada aliento.

     No deseo exigir nada a mis chicos, deseo que deseen alcanzar el máximo en todo lo que realizan porque eso hace que se sientan realizados... no quiero orientarlos en sus capacidades porque tendrán capacidad de sobra si están haciendo lo que desean, lo que aman, lo que esperan de sí mismos. Pero para llegar a las propias competencias es necesario librarse de las convenciones, de lo que creemos que es prepararse, de lo que nos han enseñado y hemos enseñado que es competencia... 

   En Emolectura se escribe un nuevo diccionario donde las palabras pierden la "enunciación debería" para vestirse de "podría", "desearía"... y sobre todo "querría"... 

     Chicos, solo espero que queráis, porque es el único paso necesario...

Comentarios

Entradas populares