Un año en camino... ¡Mil gracias! La fórmula mágica: E=mc2

 


Foto de Cameron Kirby


     En octubre de 2015 comencé un nuevo camino con este blog..., dejé tras mis pasos un millón de puertas cerradas, para abrir esta maravillosa ventana a todos vosotros: los que me seguís, los que me escribís... A veces, es complicado responder..., pero mis palabras viajan siempre cálidas con el deseo de llegar a todos vosotros. Gracias por acompañarme en este viaje.

    Hoy quiero desvelar la fórmula de la Emolectura, desde los límites que supone este espacio; quiero celebrar sus logros continuos y diarios, que no son otros que los logros de los chicos que encuentran su camino. Emolectura es igual a motivación por comprensión al cuadrado.



E=mc2

     Dicen que no existen las fórmulas mágicas, pero es posible que si analizamos detenidamente los problemas y nos centramos en resolverlos, más allá de otras consideraciones, podamos encontrar múltiples soluciones; sin duda, siempre mejores que seguir haciendo lo mismo una y otra vez, aun sabiendo que no da resultado. 

      Motivación

    
     La motivación, la esencia misma del aprendizaje, es un concepto complejo que se alimenta de numerosos factores. Aquí lo entendemos como el germen que lleva al "movimiento", a la "acción" de aprender. La motivación es, o debería ser, el estado natural del ser humano, en cuanto, nos mueve la curiosidad, la necesidad de aprender y podemos afirmar que nuestra vida se basa fundamentalmente en la construcción de lo que somos desde el aprendizaje. Ahora bien, nuestras condiciones naturales de vida han sido alteradas en las sociedades del primer mundo. Se nos ha restringido considerablemente el movimiento durante las horas de clase. El principal aliado del aprendizaje se ha ido anulando de la enseñanza, ya desde el último curso de infantil y una parte importante de lo que somos queda relegada al trabajo manual e intelectual desde una silla. Ante esto, es difícil tomar decisiones como simples profesores.

    Pero hay otros factores muy importantes que sí podemos controlar, potenciar y compensar desde los límites de las aulas y el sistema educativo en el que estamos inmersos. El estado emocional positivo, la relación amable, cordial, de respeto y cariño entre el profesor y su aprendiz es uno de los factores más importantes dentro del aprendizaje. La Inteligencia emocional es nuestro más cercano aliado para establecer relaciones y lazos verdaderos con nuestros alumnos.


     Es posible que nos hayan hecho creer que, cada mañana, cuando nos levantamos y vamos al Instituto en el que pasamos entre cinco o seis horas, estamos realizando un trabajo remunerado que consiste en impartir unas lecciones o dar unas clases a cambio de un contrato monetario. Pero eso es solo el esqueleto de lo que realmente debe ocurrir para que se produzca la magia de la relación enseñanza-aprendizaje. La mayor parte de nosotros elegimos este camino en nuestras vidas porque amábamos la escuela, porque nos encantaba alguna asignatura y enseñar, transmitir, comunicar, construir con los chicos redes de aprendizaje. Es posible que las circunstancias que vive hoy la escuela nos haga olvidarlo de vez en cuando, pero el primer paso es obviar los obstáculos para centrar toda nuestra atención en los protagonistas de nuestra pasión: los chicos y el proceso de enseñanza-aprendizaje. Por ello, nuestro objetivo principal es conectar con los chicos, lograr una buena comunicación con ellos.


    Corresponde a nosotros, como adultos, como profesionales de la educación comprender la realidad de las personas que representan nuestra labor diaria. Cada día con más fuerza, la ciencia cognitiva nos demuestra que no vemos la realidad tal como es (Donald Hoffman), pero además de ello, nuestra percepción y visión de la realidad cambia en el tiempo, nuestros gustos, nuestras valoraciones... Por ello, conectar implica conocer al otro, mirar desde sus ojos, aceptar la realidad que nos presentan y ayudarle en su camino hacia el logro (empatía). La Neurociencia pone a nuestra disposición avances sobre los cambios y transformaciones tan relevantes que se producen en el cerebro durante la adolescencia que afectan a su modo de actuar, de tomar decisiones (R. Romo),de ver el mundo y, sobre todo, de aprender y relacionarse con los demás (D. Siegel).


     Cada chaval es único, su modo de aprender (estilo de aprendizaje), su modo de ser, y está inmerso en una vida humana en la que la familia, los amigos, su entorno cultural, económico y sus propias inquietudes son factores que inciden directamente en la motivación. Conectar es conocer el funcionamiento del cerebro, la influencia del deporte, las emociones y la realidad vital que vive el chico en ese momento, sus expectativas, sus gustos, sus ilusiones, su proyección futura en la vida (Neurociencia y Psicología cognitiva).


     La adolescencia es la etapa de la vida en grupo, la realidad se ve a través de los ojos del grupo. En consecuencia, los chicos deben formar parte de grupos de trabajo con los que se sientan en conexión. La integración en la clase es un factor de felicidad, el primer paso para el deseo de aprender. La motivación nace desde el alumno como individuo y desde el grupo como entidad que dirige y ayuda al alumno a encontrar su propio camino. 

     Pero la conexión no nos exime de la célebre pregunta: ¿para qué o por qué aprender o estudiar? Recuerdo con ternura a compañeros bajar de las clases indignados porque algún alumno les había dicho que para qué tenían que estudiar. No podían comprender por qué su razonamiento adulto de estudiar para labrarse un futuro, adquirir cultura... o demás argumentos encomiables no hacían ninguna mella en la firme determinación del alumno de declararle la guerra al sistema educativo en su conjunto y a la clase concreta de ese profesor en particular. Y aunque este punto nos parezca difícil, es ineludible, encontrar para cada chico un argumento válido para la tarea que se le pide que realice. De nuevo, no hay fórmulas mágicas, pero suele ser el factor emocional, tu atención a su frustración, tus respuestas continuas y diversas a todas sus inquietudes lo que acabará demostrándole que te importa lo que haga. Eso se convertirá, para él, en un argumento más relevante que los extraídos de cualquier estudio. Paciencia, imaginación, constancia y atención diaria. Responder siempre con cariño, con respeto, con el convencimiento de que el chico comprenderá que no le estás pidiendo una tarea inútil por más que él no vea que la necesite, como respirar, para seguir con su vida.


     Puedes argumentarle de mil modos distintos la necesidad de conocer, hacer o saber algo para su vida futura, pero eso no le bastará... nada será suficiente sino confía en ti. Enseñar-aprender no es una transacción, no es una transmisión, es una relación en la que la confianza cobra el mayor valor. El apego de los bebés a sus padres, a sus cuidadores incide en su aprendizaje. Haz que tus chicos confíen en ti porque te importan de verdad, y ellos lo sabrán, más allá de las palabras, ellos sabrán que no estás simplemente cumpliendo tus horas, que has ido a construir una relación, primero, humana y, después, de enseñanza. Sabrán que no les pedirías nada que no tuviera sentido en sus vidas y después, le explicas por qué y para qué sirve en su vida actual, en su vida futura, en el desarrollo de su cerebro, en su madurez... 


      En definitiva, da sentido a lo que haces y pides que hagan... conecta lo que enseñas con la vida del chico, con las demás asignaturas, con su realidad, con sus emociones... No olvidemos que somos esencialmente narrativos, las historias valen para dar sentido a todo aquello que se desee enseñar. 


     Comprensión2


     La palabra "comprensión" adquiere aquí diversos valores, que la conectan ya de entrada con la motivación, pues, la motivación parte de la comprensión de la realidad vital completa que envuelve al alumno. Pero ahora nos centraremos en otros valores, tales como comprensión lectora, la interpretación, el sentido y traslación de este a otras realidades creadas o imaginadas por el sujeto.

     
    Durante el curso 2013-2014, me pidieron que realizara una conferencia sobre la enunciación o redacción de indicadores de evaluación. Ya por aquel entonces, yo entendía que esta labor no tenía mucho sentido, en tanto en cuanto habría de venir hecha desde la legislación, como así ha sido. En consecuencia, dediqué mi exposición a demostrar que la competencia lingüística era y es el eje central de todo aprendizaje, como mantiene la Emolectura. En ese momento, basé mi argumentación, entre otros textos, en "Una valoración de la comprensión lectora en alumnos de primer año de Universidad", Rouaux y otros (2006)
  
     "Se debe asumir la idea de que los alumnos, cuando aprenden, lo hacen a partir de estructuras de conocimiento en las que razonamiento y acción se relacionan entre sí por medio de lenguajes [...] Las mayores dificultades que ellos encuentran en materias relacionadas con las disciplinas científicas son de carácter lingüístico y de interpretación".


     Parto de esta última afirmación, para poner de manifiesto la importancia del manejo del lenguaje en el aprendizaje de cualquier área. Basta hojear libros de matemáticas, ciencias sociales, geología, filosofía... para comprobar que lo primero que ha de hacer el alumno es leer. Los gráficos, los dibujos o los números cobran sentido sobre la base de un texto que se ha de leer y comprender. Así, en todo proceso educativo hay tres pilares fundamentales: 



Lectura + Comprensión + Interpretación = Aprendizaje


La mayor parte de los chicos presenta una velocidad espontánea de lectura en palabras/minuto, adecuada para su edad y nivel; sin embargo, los chicos con mayores dificultades para superar las asignaturas presentan una velocidad eficaz de lectura por debajo de su nivel y/o edad. 
     Las deficiencias en el nivel de comprensión suele relacionarse, desde mi experiencia, con problemas endémicos de vocabulario, que alcanzan también, el valor conceptual de morfemas gramaticales libres como conjunciones y/o preposiciones. Problemas de conocimientos previos sobre lo que se lee, que no es otra cosa que deficiencias en el conocimiento enciclopédico de palabras o conceptos que se citan en lo que se lee.
  
     El desconocimiento por parte del alumno de sus deficiencias le lleva a utilizar mecanismos de deducción erróneos que le acarrean, como consecuencia lógica, interpretaciones alejadas de lo que realmente quiere decir el texto. Cuando un alumno que no entiende bien un texto debe contestar una serie de cuestiones  en la clase de lengua, las consecuencias no resultan tan dramáticas como cuando tiene que aprender un texto de alguna asignatura. En esos casos, los alumnos motivados en el aprendizaje optan por aprenderlo de memoria, abandonando la posibilidad de comprenderlo y los no motivados, por la dificultad y/o otras causas, directamente abandonan. 

     La falta de comprensión de vocabulario lleva a la falta de fluidez en la escritura. En numerosos casos, los chicos acceden a comprender lo que deben estudiar pero cuando se les pide que lo expliquen o escriban, su falta de fluidez léxica les lleva a explicaciones o redacciones deficientes. La comprensión, pues, del vocabulario y la riqueza en el uso léxico es un de los factores fundamentales que inciden directamente en la comprensión, en el modo de estudio y en los subsiguientes resultados. (Galloso Camacho: "Déficit léxico y comprensión lectora", en Dialnet).

     Comprender es el primer paso para aprender, pero comprender aparece al cuadrado porque tras ese primer paso de comprensión de aquello que se estudia, existe un segundo paso tan importante como el primero, para que el aprendizaje se asiente en la memoria de un modo natural, y es la interpretación, el sentido que tiene aquello que estudiamos y su versatilidad para ser trasladado a diferentes situaciones de nuestra vida... la creatividad, la originalidad, la imaginación son el puente que lleva de lo entendido, comprendido a lo aplicado y, en consecuencia, asimilado al acerbo del estudiante.

     El método Emolectura, parte de la motivación de la persona desde su realidad, se acerca a ella hasta el detalle para comprender su personalidad, sus necesidades, su momento vital...; analiza su nivel de lectura, su nivel de comprensión, y le ayuda a ver dónde radican sus problemas, a construir desde las soluciones individuales su nuevo modo de afrontar su vida académica y aprender. La mayor parte de los chicos tienen problemas, pero eso no significa que no deseen aprender... no significa que no quieran aprender... simplemente no saben qué deben hacer. Y nosotros estamos para enseñar...

     La clave del aprendizaje es la lectura desde la comprensión y, por supuesto, el cariño y la emoción que pongamos en ello.




¡Gracias de nuevo!

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